viernes, 21 de noviembre de 2014

Costumbre.

           Ya se había preparado el café de la tarde, ese que necesitaba para poder pensar después de las cuatro. Se aseguró de que no se olvidaba nada y regresó a su habitación, sentándose frente al monitor de su ordenador.  Aunque pequeña, para él era suficiente espacio para todo lo que necesitaba: una cama, un escritorio, un pequeño armario ropero y algunos cajones para amontonar todos los papeles que le deba pena tirar. Un mordisco al donut de crema y un pequeño sorbo al café pareció suficiente para que al fin se decidera a dar el paso.

Entró en el tema “¡Presentaos al  foro!“, y comenzó a escribir.
-¡Buenas a todos compañeros! Aquí me he logeado por fin xD soy-

Se detuvo y lo leyó una vez. Y otra más, y luego una última vez. Apretando los labios, borró el comentario, inspiró y volvió a empezar.
-Hola a todos, espero que llevemos una relación-

Negó enérgicamente con la cabeza y volvió a borrarlo.
-Aquí Falacia, recién logeado en busca de-
 
Cerró los ojos, tranquilizándose, y lo borró de nuevo. Nada le convencía. Pensó para sí mismo porqué le podría resultar tan difícil aquello, pero ya sabía que hacerse esa pregunta por enésima vez, como poco, no iba a servir de nada. Otro sorbo del café le sirvió, irónicamente, para controlarse. Comenzó a leer los mensajes de otros usuarios: unos se presentaban de forma amistosa, otros comentaban de donde eran y que hacían, algunos pedían consejo de cómo navegar por la web…

Y se rindió. 

No podía hacerlo. Simplemente no podía. No sabía por qué, ni entendía cómo podía costarle tanto. Pero la sensación de despersonalización, de separarse de sí mismo, de verse desde fuera como si no fuera él, sino otra persona; aquella sensación le inundaba por completo, y nunca era nada bueno. Sólo sentía negatividad, inferioridad; se sentía raro, que no era parte de ello. Un punto blanco entre muchos negros, más grandes. Mejores.

Durante unos segundos mirando la pantalla, pensó todo aquello. Otra vez.

De un par de bocados se terminó el dulce y bebió lo que le quedaba del café. Ya se sentía normal otra vez, ya se sentía él mismo. Y como tal, hizo lo de siempre: nada. Quedarse en las sombras, anónimo. Cerró la pestaña y se levantó a buscar si encontraba algo más que comer.

1 comentario:

Gracias por comentar en nuestro blog, cada comentario que realizas a nuestro blog es una nueva aportación para que sigamos mejorando.